“Tragar, tragar las puestas de sol y el espacio que se abre entre los árboles verdes y el agua, y el cielo parado, de un color desconocido. Recogerlo todo con cuidado, con prudencia, día tras día, para probar derepente, de un solo suspiro cambiarlo en un signo-palabra mágico, como un grito de un pájaro de una tarde o una noche”.
Piotr Potworowski
Mi pintura sale del paisaje. Lo sigue. Lo observa. Lo sintetiza. Análisis del espacio del paisaje; contemplación. Delimitación de cuadros de grandes extensiones, hacia fragmentos cada vez más cercanos. De lugares en el paisaje. De lugar en el lugar.
Una composición que tiene sus fuentes en paisajes naturales: en las curvaturas de colinas, en la concavidad de valles, en la llanura de los campos, en el cristal del agua, en las arrugas de la tierra, en la humedad del barro...
Renunciando a la linea del horizonte, cada vez me acerco más al lugar vecino de mis pies.
Delimito un territorio que observo con la cabeza baja. El enfoque cada vez más preciso me hunde en la textura.
Entro en el paisaje. Entro en mi misma.
Originalmente, la textura, como la composición, imitaba o trataba de determinar esas arideces, esas rugosidades, aquella humedad.....
Ahora mis cuadros crean un espacio nuevo, autónomo, que se rige con sus reglas claras.
Pintando muchas capas, busco quitar capas.
Gestos, creciendo, buscan la esencia .
Trato de pintar hacia el medio.
Paisaje interior.
Que salía del paisaje exterior
por la composición
por la textura
por los colores
Paisaje interior, emocional, impulsivo (elemental )
composición de un tiempo íntimo
textura de sensaciones
colores de ánimos
Trata de tocar (indefinibles) las sensaciones entre la oscuridad y la luz, el odio y el placer, el dolor y el vacío, la locura y el entendimiento...
No los tocará directamente.
Se trata del sentimiento del espectador ante...
Se trata de mis sentimientos ante
Cuando se hace...
Expresar a uno mismo (su mapa de sensaciones, de elementos) a través de un gesto y del subconciente.
Gestos de la muñeca, del codo, del hombro, gestos con pincel, con una espátula, con un trapo- cada uno de estos objetos tiene distinta tensión, reaciona de otra manera ante la tela y ante sí mismo.
Pintando el paisaje interior, hago centenares de kilómetros de un lado a otro para encontrar un elemento de orden. Pero no lo hay.
No hay comienzo, medio ni fin.
Cuando más busco, más me convenzo de que tiene solamente un centro indefinido de inconsecuencia.
Penetro en el fondo.
A veces es una lucha desesperada con la desconocida e incomprensible oscuridad de la Existencia y a veces un entrar en el Misterio.
Tanto lo uno como lo otro es fascinante.
Doy pasos desordenados por los sombrios abismos de la psique.
Esto me trae alivio por exceso de la luz.
Con gestos inquietos y violentos expreso lo que encuentro allí.
Ewa Kolosowska